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En general, se puede dividir entre dos tipos de plancha: secas y a vapor. La principal diferencia entre ambas es que una lleva un tanque con agua y libera vapor a medida que va planchado y la otra no. El modelo seco tiene una suela plana que se calienta y gracias a ello podemos dejar nuestra ropa sin arrugas.
La suela de una plancha es la parte inferior del aparato que se apoya contra la ropa para quitar las arrugas. Existen diversos materiales que se utilizan para esta parte de la plancha como pueden ser acero inoxidable, cerámica o aluminio, entre otros. La cerámica es la mejor opción porque es la menos dañina para la ropa.
La potencia de la plancha se mide en watts y puede variar entre los 1000 y los 2500 watts. Cuantos más watts tenga una plancha mayor será su capacidad y eficiencia de planchado. A la vez, más rápido se va a calentar la suela para realizar el trabajo.
Básicamente, como su nombre lo indica, el botón rociador lo que hace es esparcir vapor por la suela de la plancha cada vez que lo aplicamos. Las veces que lo utilicemos va a depender del tipo de tela que vamos a planchar.
Un elemento clave de toda plancha es su selector de temperatura. Para realizar con precisión y detalle el trabajo sobre cada tela es fundamental que el selector de temperatura sea claro y fácil de utilizar. De esta manera cada prenda va a quedar planchada de forma correcta.