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El uso de una silla ergonómica es muy importante para prevenir problemas de salud asociados con malas posturas, como dolores de espalda, cuello y hombros. Además, mejora la productividad y el bienestar general, al proporcionar un soporte adecuado durante jornadas de trabajo prolongadas.
Entre las principales características que tiene que tener una silla ergonómica se puede destacar: el ajuste de altura, soporte lumbar, respaldo reclinable, reposabrazos ajustables, asiento ajustable en profundidad y material transpirable.
Estas sillas están diseñadas para adaptarse a la mayoría de las personas, pero siempre es importante elegir un modelo que se ajuste a tus necesidades específicas, como altura, peso y tipo de trabajo que realizas. Algunas personas con condiciones médicas específicas pueden necesitar sillas ergonómicas especializadas.
La durabilidad de una silla de oficina ergonómica depende de la calidad de sus materiales y el uso que se le dé día a día. Pero, en general, una buena silla puede durar entre 5 y 10 años con un uso regular y un mantenimiento adecuado.
La silla debe estar a un nivel que permita que tus pies descansen planos en el suelo y tus rodillas formen un ángulo de 90 grados. Además, hay que alinear el soporte lumbar con la curva natural de tu espalda baja.