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Los protectores solares son fundamentales para proteger nuestra piel de los daños causados por la radiación ultravioleta del sol. La exposición excesiva a los rayos UV puede ocasionar quemaduras solares, envejecimiento prematuro y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Por eso, aplicar protector solar antes de exponernos al sol, ayuda a reducir estos riesgos y mantener una piel sana.
Elegir el factor de protección solar adecuado es crucial para garantizar una protección efectiva contra los daños del sol. La elección del FPS dependerá de tu tipo de piel y de la intensidad del sol a la que estés expuesto. Como regla general, se recomienda un FPS de al menos 30 para uso diario y FPS 50+ para actividades al aire libre.
Debes aplicar el protector solar generosamente en todas las áreas expuestas de la piel entre 20 a 30 minutos antes de salir al sol. La dosis adecuada para el cuerpo de un adulto promedio es 35 ml, equivalente a cubrir la palma de su mano. Es necesario aplicar cada 2 horas, después de nadar o bañarse, o luego de sudoración intensa.
Existen diversos tipos de protectores solares. Los protectores en crema son ideales para pieles secas y pueden venir con o sin color. La emulsión tiene una textura ligera y es perfecta para pieles mixtas o grasas. El protector solar en spray también es ligero, perfecto para la playa y su aplicación rápida los hace ideales para uso en niños. Es esencial elegir el tipo adecuado según tu piel y necesidades.
Los protectores solares físicos en forma de crema o loción son más seguros para bebés y niños, ya que forman una barrera en la piel y no contienen químicos irritantes. Por otro lado, se recomienda utilizar un protector solar con FPS 30 o superior. Un FPS más alto brinda una protección adicional, especialmente en días soleados o cuando se realiza actividad al aire libre.